viernes, 14 de diciembre de 2012

Francamente estoy aburrido y atado de manos, pero no puedo lograr descifrar nada, es como una especie de maldición, no sé porque estoy aburrido ni mucho menos conocer aquello que me ata las manos. 
Durante años culpe a cuanta persona se me cruzó por delante del parabrisas de mi vida, a veces esquivándolos y muchas otras o la mayoría arrollándolas y envolviendo sus mentes con repudio y desprecio, dando paso necesario al inevitable alejamiento. Pero hoy más que nunca me doy cuenta que no eran los otros, no era el mundo el errado, yo no portaba un mensaje de paz y esperanza y no tenía una misión divina en mi vida para convertirme en el profeta incomprendido, simplemente soy yo, es mi persona quien no se agrada de las compañías, de sentir y escuchar falsedades envueltas en las carcajadas de la estupidez. 
Hay días de esos cada vez más recurrentes en los cuales simplemente tiro frases como jugando a la ruleta rusa, esperando siempre jalar el gatillo desafortunado y provocar la detonación, simplemente buscar el conflicto. No es por peleonero o algo así, es para sentirse vivo, para trabajar la mente. En fin, la conclusión al asunto es que soy cada día soy más ogro y debo reconocer que me faltaron las agallas para simplemente ser asceta.  

viernes, 10 de agosto de 2012

Piromanía


De niño me gustaba quemar cosas por el sólo hecho de verlas arder. Tengo el recuerdo lejano de un trabajo de tecnología en mis tiempos de escuela, me esmeré mucho en poder construirlo, era un molino a escala. Lo de la escala era en el más amplio sentido, ya saben tanto en las dimensiones con respecto a las medidas y las dimensiones con respecto a cuanto se parecía realmente a un molino de esas fotitos de Holanda o los enemigos del Quijote. Un día X, de varios años atrás, encontré el molino el algún rincón de mi casa paterna y sin pensarlo más lo llevé hasta el patio, luego fui a la cocina por los fósforos. Obviamente no hay que ser experto en criminalística para obtener la conclusión sobre el desenlace del pobre molino. A mi parecer fue una muerte bastante digna para el pobre engendro.

Así he seguido por la vida, arruinando cosas por el sólo gusto de ver como las cenizas se las lleva el viento. Es curioso pasar por la vida de esa forma, pues cuando la materia ya no puede volver a ese estado donde yo la queme hasta los próximos quinientos años o más, me baja cierta nostalgia por el objeto destruido, tal síndrome de cocodrilo después de comerse al pollito. 

Todo lo anterior podría explicar las desventuras de la semana pasada. Tenía un fósforo en la mano y tu podías ser el molino, pero con personas es distinto y cuando prendiste en fuego comenzaste a llorar y note como mi juego no era seguido por ti. Sin duda no sabes jugar, eres demasiado racional como para quemar molinos, aunque sean de escala imaginaria. Lo confieso, me dio miedo y escondí la mano que lanzó el fósforo, corrí desesperado a esconderme en tus faldas y ahí encontré una solución práctica. Yo no quiero quemarte por el gusto estúpido e infantil de observar como se destruyen las cosas, resulta más práctico provocar un poco de fricción cada cierto tiempo para que terminemos moliendo grano en nuestra cama, y sin fósforos u acelerantes y con sólo tu mirada desde abajo, prendemos fuego igual y los sonidos se los lleva el viento. 

miércoles, 18 de abril de 2012

Como el reino de este mundo


Hoy me siento como fusilado en el banquillo antes de que se dicte la orden, impotente viendo como el tiempo fluye sin represa alguna. A veces creo que en la vida somos como moscas frente al vidrio de una ventana; podremos subir por ella,ascender social, sexual o económicamente; también podremos bajar hasta hundirnos en la mierda, las drogas, los vicios, la rutina, las creencias y otros pecados varios; podremos ser moscas de la izquierda o ser moscas de ala derecha, pero hagamos lo que hagamos jamás podremos pasar al otro lado de la ventana, el paraíso se nos niega por barreras imposibles, al fin y al cabo las moscas sólo fueron hechas para comer mierda.