miércoles, 30 de enero de 2008

Donde Mueren las Palomas?




Hoy temprano no tenía demasiado sueño y me fui a dar una vuelta por el centro de Maipú. Me sirvió para despejarme y saber que no todo estaba mal, de hecho me sentía bien. Son cosas que pasan, apostar a ganador y que la ruleta se encarge de destrozar tus sueños diciendo simplemente que el número ganador es el doble 0 y no ni el rojo, ni el negro, y mucho menos el 5.




Pronto se me vino una idea a la cabeza. Como que aquellas ilusiones nunca mueren o realmente no sé donde se esconden o van a morir, sólo de un día para otro desaparecen y a veces suelen volver cada ciertos meses. Es como las palomas, existen por montones en la ciudad, sobre todo donde la señora de la esquina que las alimenta, pero aún asi he visto muy pocas palomas muertas, ¿donde mueren las palomas?. Tal vez sea verdad que se las comen o cuando ya sientan que se ponen viejas sólo vuelan hacia el sol y mueren calcinadas y van al cielo de palomas, donde existen piletas de agua y sólo vive la señora de la esquina. Son así estas cosas, jamas las mato, o las veo morir, un día nada más se fueron y nadie sabe en donde encontrar su cadaver.

viernes, 11 de enero de 2008

Amor- d-asado




Es verano y el calor a días es insoportable.


Te paso a buscar, el sol cae directo sobre mi cabeza ya acalorada de tanto darle vueltas al asunto. Como siempre desde que te conozco no has llegado a la hora, tal vez hoy no vengas y todo acabe así como empezó, o llegues y sea un nuevo comienzo. Luego de un par de minutos y cigarros apareces por aquella esquina. Saludas tan evasiva como siempre, y yo te doy un beso en la mejilla buscando la oportunidad de un nuevo comienzo.


La ciudad ahoga, me desespera y tu no haces nada por salvarme, vamos mirarme y ve en mis ojos como muero en estos días que parecen una eternidad, un ciclo sin salida posible. Un par de cuadras más allá esta el auto y lo vamos a buscar. Comenzamos un viaje como tantas veces, con las ventanas abiertas para que el aire entre mejor, además hace rato que el aire acondicionado murió. Paseamos por el puerto sin parar de conducir, conversando de la vida y los problemas, de todo menos de nosotros, el mundo ahí afuera gira sin preguntarnos que hacemos, la vida existe sin permitirnos una oportunidad. Te miro como desde el primer día, tus ojos de esmeralda proyectan una fuerza indicando odio por que las cosas no resulten.


Hemos llegado a esos barrios feos de todo puerto, donde se pueden encontrar las sustancias felices necesarias para llevar una existencia soportable en este maldito calor. Paramos en la botillería a comprar unas cervezas y algo para comer, llamo por teléfono a un contacto que llega al rato con un paquete de marihuana. Nos alejamos hacia el mar para que nos lleve toda la mala suerte que llevamos dentro de nosotros, las veces en que Dios no nos quizo como hijos y nos encadeno a nuestras culpas pasadas que hoy no nos permiten ser más. Esto es un juego eterno me dices mientras vemos otra puesta de sol, un día que se va ante una total impotencia. Fumamos algo de hierba y tomamos cervezas, yo busco hablar lo que tanto callo, pero al mirarte sé que morimos lentamente y que yo por un error acepte que el juego fuese así.


Llega la noche y algo alcoholizados bajamos del auto en dirección a la playa en donde existen los rastros de tantas personas que vivieron un día feliz. El calor es mucho para ser noche y decidimos meternos al mar sin ningún tapujo, desnudos como supuestamente nos hemos presentado, pero debía confesarte que me daba vergüenza no poder hacerlo, no poder estar efectivamente desnudo ante ti. Salemos del agua y nos tiramos en la arena, te busco desesperadamente y tu no opones resistencia, nos besamos y cogemos un rato, algo de rutina feliz. Terminamos y no hay tiempo para abrazos cariñosos, te vistes rápido sin dejarme ver bien tu cuerpo desnudo, ocultando la vergüenza y el alma. Nos subimos al auto y partimos de regreso porque tu madre debe estar algo asustada por la hora, las niñitas de bien no hacen esto. Te miro mientras conduzco, te observo gritando silenciosamente que me mates, ahogame en ti, pero nada de eso sucede, y la oportunidad de hablar se fue de nuevo. Llegamos a tu casa, te despides de un beso apresurado y bajas sin mirar atrás, tengo ganas de decírtelo, pero solo digo que cuando nos veremos de nuevo, y si te puedo llamar luego, sólo sonríes y entras. Podría haberte gritado, golpeado, asesinado en el mar y finalmente en el éxtasis poder decirte que te amo y que no doy más de este juego, pero ya no fue, no me ahorcaste como yo quería y mañana será otro día para poder buscar una nueva oportunidad, y es que me siento amordasado cuando estamos juntos.

sábado, 5 de enero de 2008

Vayan Ustedes delante.....




"Vayan Ustedes delante, Nosotros los seguimos desde acá. Adelantensé y guíennos que Nosotros algún día los alcanzaremos". Algo así decía la frase que recuerdo haber escuchado en un programa del National Gegraphic que hablaba sobre Ibn Batuttah, un escritor y aventurero musulmán. Creo que aquella frase la recogió de Egipto y su respeto y enigmas con respecto a los muertos.


Me quedó dando vuelta esa sensación extraña, y creo que esta frase me despejó un tanto. Acompañé a mi abuela, la única que me queda viva, al cementerio el día 30 porque se cumplía otro aniversario desde la partida de mi tata Manuel. No iba hace mucho, la verdad no me agradan esos lugares, pero como nadie podía acompañar a la Echa yo no me negué. Sólo Dios sabe porque suceden las cosas, y obra de maneras tan extrañas, lo digo porque necesitaba ir ahí sin conocer el motivo real. En aquel lugar no sólo esta mi tata Manuel, también esta mi abuelita Carmen y la Estefanía que es el angelito que me cuida como buena Hermana. Creo que ahí cobra sentido un poco la frase del principio, estuve ahí ante esas lapidas que los sepultan, pero ellos no lloran sólo sonríen como los recuerdo cuando vienen a verme. Pude llorar y pedirles perdón por el año que pasó, tal vez los defraude en esas cosas que ellos pueden ver y que nadie de mi familia conoce, en los pensamientos y soledades, pero también me sirvió para decirles que me guiaran desde donde estén, si están cerca del padre recuerdenle que me de su luz. En realidad no han partido, ellos se adelantaron para poder guiarnos mejor y Nosotros la familia que queda acá les debemos respeto y escucharlos. Creo que luego de tanto pensarlo, no es tan malo el cementerio, Ellos no están ahí y de eso estoy seguro, viven un poquito más adelante de Nosotros para seguir manteniendo a los de su rebaño unidos y bien guiados por el valle de la vida.


Aprovechando este espacio, dense una vuelta para leer la carta que Cristian Warken (conductor de la Belleza de pensar) le escribió a su hijo recientemente fallecido, también me ayudo en esta reflexión. http://ligasmayores.bcn.cl/content/view/111174/Carta_de_Cristi_n_Warnken_a_su_hijo.html