jueves, 21 de febrero de 2008

El Otro 14 de Febrero






Le preparó como cada año, unos cinco desde la primera vez que lo vio en la calle, su comida favorita, él aún dormía y le quería dar una sorpresa. En cuanto despertó lo guío hacia la cocina y le mostró el plato preparado, ella se había puesto su mejor vestido, él paseaba desnudo por la casa sin preocupación alguna. La miró a los ojos y se fue directo hacia su plato, el estomago ya le hacía estragos con el olor a pescado, que no era cualquier pescado pues era el mejor salmón que se puede extraer del pacífico, ella pensaba que él lo merecía. La había conocido a su avanzada edad, pero no fue barrera para que pese a la diferencia de años encima le demostrara su amor, eso sí a su manera obviamente. Al verlo comiendo ahí con su cabeza agachada en el plato, le bajo cierta nostalgia y se levantó de la mesa, dirigió sus pasos hacia el balcón del viejo departamento de soltera que había comprado muchos años antes para su soledad en el centro de la ciudad, se sentó y comenzó a observar las parejas que pasaban con flores y globos y deseó que su amor fuera igual y que él le regalara un globo. Dentro de su precariedad, él se dio cuenta de lo que ella sentía en el balcón, se le acerco por detrás y se sentó en su falda le extendió su lengua y ella le dio un beso, lo acarició y se quedaron juntos para ver las parejas normales pasear en el día de los enamorados, mientras el gato ronroneaba de felicidad por las caricias de la viejita solterona del departamento 14.

jueves, 14 de febrero de 2008

Traición




Era noche del domingo, desde hace dos días no dormía en su departamento, de esos populares y chicos como la mentira que diría al llegar. Abrió la reja del recinto y sintió una extraña sensación, su casa estaba oscura y solitaria, al prender la luz vio el caos de las cosas revueltas por todas las habitaciones, curiosamente el ladrón robó sólo ropas masculinas y dejó en la cocina una nota que decía “ya no te necesito, será mejor así”, y las luces se fueron.




Cuento inspirado en la situación de una amiga

viernes, 8 de febrero de 2008

Amor prostituido




Fue un día de esos de antaño. Paseamos por Santiago como si fuera nuestro mundo, como si hubiésemos estado juntos toda una vida, algo desnudos el uno ante el otro, sobre todo desde que muchos secretos se han ido al exilio. Fue un día de cultura y amistad, de nuestra cultura y nuestra amistad, de caminar, opinar y comprar libros. Precisamente de tanto pasear nos sentamos a la sombra de un café en la calle Merced cerca del parque forestal como a una cuadra de mciver, pedimos el ya tradicional café que tu dices que da una de las mejores alegrías y lo leíste en una revista que no recuerdas, y unos pasteles como para emular una once. La ciudad callaba con su ruido de autos y micros volviendo a guarecerse de las sombras de la noche, nosotros en cambio chachareábamos un montón de temas, hasta que llegamos al principal inspirador de esto.

Lo recuerdo con detalles, cafés recién servidos, la troncal 506 doblando en la esquina y nuestra actualización de la vida y amores que no nos habíamos contado en ya largos seis meses, nos llevó a un mismo pensamiento. ¿Que será de la esencia del amor?, entonces te pregunté, ¿cómo será el amor de las putas?. Nació una larga conversación que queremos llevar más allá. El amor prostituido no es lo mismo que el amor de las putas, hay gente que no es prostituta (guardando el respeto) y sin embargo tiene un amor prostituido, o tal vez muchos lo hemos vivido, nos referimos a aquel amor que en la confusión no es esencial al espíritu si no al sexo, que en cuanto se acaba el placer sexual o comercial se acaba el supuesto amor. Tal vez las prostitutas si amen, no todas, pero quien les cree si tienen sexo por dinero, deben sufrir mucho cuando realmente se enamoran, pero su amor debe ser más verdadero después de todo la que realmente se enamoró no lo hizo por placer que eso ya no le importaba y lo había vendido, lo hizo por esencia. Creo que eso es lo que tu también buscas y al parecer yo creo buscar, la verdad no lo tengo muy claro talvez también he tenido amores prostituidos.

Para el caso es la mejor manera de terminar la tarde contigo.

Resumen de un paseo con mi amiga Ami y del cafe que tomamos.


domingo, 3 de febrero de 2008

Soledades




El aire inmovilizado, y este calor que hace enrarecer la atmósfera. Tu desconsuelo, junto a un par de tazas de café, preparados en cafetera porque son mejores que los instantáneos para quitar las penas. Los cigarrillos que con su humo empañan el aire de mi pieza, el humo que exhalas junto a tus palabras de justificación hacia sus acciones. El endulzante que te compre, porque cada vez que venías a tomar once conmigo te quejabas que tuviera sólo azúcar, se humedece y estropea con el amargo llorar de tus lágrimas. La música de la radio que habla sin parar, como si todo esto fuera parte de una escenita de película independiente, y tus palabras que no paran de cantar una triste canción al estilo de la gran Edith Piaf. Unas cuantas galletas partidas sobre un plato, que sirven para acompañar el café, y tu corazón devorado que sirve como un rompecabezas de razones infundadas. La luz del sol que entra en esta mañana por la ventana iluminando la habitación y te da la sensación de que una luz te cegó, te quemó, te usó y te boto. Tu contándome el dolor de tu amor, yo preguntándome si te haría lo mismo. Te preguntas, ¿por qué a mi me ocurre esto?, y yo me pregunto, ¿por qué a mi me ocurre esto?. Tus penas por Él, mi dolor por escucharte hablar de Él y nuestra compañía que sólo sirve para adornar la habitación con nuestras soledades. Hubieses avisado que venías y no estaría semi-desnudo, hubiera comprado unas margaritas para poder recordar lo que Él marchito y yo siempre regué.