¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por miedo a quedar imaginando solo una vez más.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por esperar a que fuera perfecto desde su construcción.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi luego de la primera crisis, no entendía como nos ayudó a crecer.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por estar centrado en el ideal y no en lo real.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por conservar el orgullo ante un posible fracaso.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi a pesar de ser mis mañanas, tardes y noches; vigilias y sueños.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por imaginar ser traicionado un día y sólo yo traicionaba lo que sentía.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por querer revivir el inicio, es tan corto el enamoramiento y tan largo el para toda la vida.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por fijar la mirada en la meta y no disfrutar el camino.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi por querer ser perfecto me fui a mejorar y no a vivir.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi a pesar de estar perdido en y fundido en tu piel.
¡Sí, ya llegó! aunque no lo vi porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.