Libre

No sé que fue lo que me impulso a realizar toda aquella travesía. Ansias de carreras perdidas, la espalda cargada de culpas y el hambre de no alimentar el espíritu hace bastante tiempo. Estaba cansado, pero siempre se puede seguir adelante, sólo un poco más y la salvación o la satisfacción podría estar ahí, nadie comprendió, ni yo mismo sabía lo que me impulsaba. Las subidas, las bajadas, el barro y el camino peligroso, los monstruos y quienes te ayudan y te guían o quienes te pierden por siempre. Pensamientos confusos rondaban en mi cabeza, sólo algo claro tenía,llegar a aquel sitio allí estaba la respuesta. Y fue sólo unos segundos eternos en los cuales me sentí parte de todo, feliz por siempre, libre de todo el cuerpo humano y la sociedad con sus reglas y emociones, eramos uno nada más. Estaba ahí el imponente océano Pacífico con su fuerte viento norte, me llamaba desde hace días y yo acudí, esa era la fuerza que me impulsaba. Al fin salí de la bahía, vi el mar, extendí mis brazos y volé libremente, fuimos uno el viento, el océano y yo, fui feliz por los segundos que duro, que para mí fueron toda una vida. Ahora vuelvo a casa recordando la melodía del mar con el viento y el son de mis pensamientos, pensando en que todo esta bien y atesorando una eternidad de felicidad.