sábado, 20 de octubre de 2007

Proyectil al azar





Todo sucedió muy rápido, no existió ninguna señal previa, ni si quiera una amenaza, ni el silbido del proyectil acercándose. De un momento a otro ya no estaba de pie, de la sonrisa al rostro pálido que suelen poner los muertos, el impacto no le permitió expresar una última palabra. Yo estaba ahí, a menos de un metro y tomado de su brazo, pero era claro que aquello no iba para mí, aunque fuera algo loco que se dio en el momento y casi lanzado al azar, fue demasiado notorio que iba hacia ella. Cayó a mis pies y el terror se apoderó de mi, jamás pensé verla caer, no quería ser yo testigo de lo que el destino le tenía preparado, pero yo tampoco conocía mi camino. Se derrumbó y yo con ella, no pude sostenerme en pie y me sentí culpable por aquello, debería haber sido quien la salvara del abismo en el cual penetro, sin embargo mis pensamientos se volvieron oscuros y caí presa de mis temores sin poder reaccionar.


Hoy la vi caminar, yo con ella. Intento esbozar una sonrisa por la primavera, algo triste y sin flores le salió, yo deseé levantarla y darle esperanzas, pero mi lenguaje verdadero es idioma mudo para ella.

2 comentarios:

Paula dijo...

Pues debo decir que tu relato es bastante incomprensible para mí si tenía alguna dirección precisa, pero si no, bueno, se me ocurren un millón de interpretaciones e interpretar el mejor de la vida.

Un abrazo. Adiós.

Nicolás Zamorano dijo...

es demasiado frustrante el ver caer a alguien cercano y no poder ayudarlo.
un abrazo tuga, algun dia escribire algo nuevo en mi blog
chau